Madrid...


Pero qué calor hace señora, no se acerque a la capital que lo único que va a hacer es beber agua como si hubiera acabado de correr la maratón.

Salgo a comprar el pan y el calor se apodera de mi. Es como si me embadurnaran en sudor. No he hecho más que un camino de ida y vuelta, el cual me ha llevado alrededor de un quinto de hora, y ya estoy pensando en permanecer debajo de una cascada el resto del día.

Asi que piense bien con cuánto dinero viene a Madrid, porque quizá le viene mejor irse al Niagara.

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